No obstante, para mí, César sí hace algo extraordinario en su día a día en el aula: todo lo que él hace tiene, como último objetivo u horizonte, educar el corazón de sus alumnos. En varios capítulos le “escucharás” decir que los contenidos de las asignaturas son importantes, pero más importante aún es “educar en cosas sencillas, básicas, pero que a veces se nos olvidan: el respeto, la empatía, la sensibilidad, la escucha y el esfuerzo para conseguir lo que te propones”.
Un aspecto al que César da mucha importancia es la necesidad de estimular la curiosidad de los niños. Se nota que él es profe de Primaria y es consciente de lo importante que esto es para el desarrollo de la mente de los niños, y de la gran responsabilidad (y oportunidad) que la escuela tiene en lograr esto.